Bueno, hace días que no publico ninguna entrada. Quizás por pereza, por no tener ganas, o por pereza. e_e.
Me he registrado en un foro de rol nuevo, que por cierto, me encanta, aquí lo dejo:
Por cierto, una user de allí, tiene un Oc hetaliano de Andalucía, que me parece super mono >///////<. Por eso, ella y yo hemos decidido emparejarlo con mi Oc hetaliano de Extremadura, Guadalupe. Hacen una pareja preciosa y son geniales =w=. Tambien tiene un fic en www.fanfiction.net llamado Instituto Gakuen, su nick es Sasha Braginski, os lo recomiendo, es muy divertido <3. Y yo he decidido relacionar ese fic con el mío de Los sueños sueños son. Pero este es verdadero. Las dos historias juntas casan muy bien owo.
Por cierto, hablando de mi fic. Aún tengo que acabar de pasar a ordenador el capítulo 7, pero es que es taaaaan largo...lo sé, soy una puta perezosa T.T. Hoy he acabado de escribir el capitulo 10, asi que tengo en la libreta parte del 7 y el 8,9 y 10 enteros...
Debo ponerme a pasarlos ya, por que hace casi un AÑO que no actualizo D:. Aunque si sé para qué, posiblemente nadie lo lea, no es que escriba bien precisamente e_e.
Pero en especial, hace unos días, cuando estaba de vacaciones de semana santa, me vino a la idea un fic de Andalucía y Extremadura, ambientado en la guerra civil. La verdad es que me ha quedado muy bonito...me gustaría que lo leyeraís, por eso, ahora lo voy a poner aquí...
Pero antes, quiero desahogarme un poco...
Quiero matar canis, con toda mi alma, y por eso he puesto ese título. A veces me dan unas ganas de matar impresionantes. Y de verdad, no es broma. A veces me gustaría secuestrar a una mierda de esas y torturarla hasta que él/ella mism@ me pida que le mate....Aghhhh....
En fin, dejo de decir estas cosas, a ver si me vais a coger miedo y no me vais a leer el blog LOL.
Siempre estaré contigo, mi pequeño andaluz.
Año 1939. España
Miedo, dolor, guerra y muerte. Todo esto entre sus habitantes. Una rebelión contra la república. Una guerra civil.
En la casa se había instalado un aura de tensión y tristeza. Antonio se encontraba enfermo, muy enfermo, junto con varios de sus hermanos y hermanas, en donde la guerra había sido más intensa.
Los extremeños se había opuesto generalmente a Franco, pero acabó como sus hermnos, cayendo en las manos de un dictador que sometería a España cuarenta años.
Guadalupe deambulaba por la casa, caminando a ritmo lento. Le dolía el cuerpo y hacía días que no comía, toda esta situación provocaba que se le quitara el hambre. Pasó por la habitación de su padre, se asomó por la puerta, ya que estaba algo abierta. Allí se podía ver a España tumbado en la cama, dormido. A su lado y sentado en una silla estaba Rusia. Ivan acariciaba los cabellos de Antonio sonriendo, pero sus ojos parecían tristes y preocupados. Rusia había sido el único en demostrar que tenía corazón, y había ayudado en lo posible a su padre. Todos los demás países de Europa le habían dado la espalda. Pero lo que más le dolió a Antonio es que sus amigos hicieran lo mismo con aquel pacto de No Intervención. A Lupe se le cayó el alma a los pies cuando se enteró, por eso, les tiene un fuerte resentimiento, aunque, es más intenso hacia Francia.
Siguió caminando por el pasillo en que que se encontraban las habitaciones. Se detuvo en la habitación de Lucas. Quería mucho a Andalucía, tanto que le daba miedo...
Se sonrojó, sonriendo levemente, recordando el hermoso rostro del andaluz, tan parecido a Antonio, y a la vez, tan parecido a Turquía. Incluso tenía el mismo rizo que Sadiq, aunque Lucas se lo conseguía meter entre el pelo, ella sabía perfectamente donde estaba. No lo había tocado nunca, y no pensaba hacerlo, ya que al muchacho no le gustaba y ella lo entendía, por que le ocurría lo mismo con el mechon picudo que ella poseía a la derecha de su cabeza.
Pensó unos instantes si debería llamar a la puerta o no y entrar.
No es que se llevaran mal, al contrario, se querían mucho. Lucas siempre ha sido muy tímido, pero la extremeña siempre conseguía sacarle una sonrisa.
Pero debido a todo esto, ella ni siquiera sonreía tampoco, pues a todos se les había quitado las ganas, todos sólo tenían ganas de llorar.
Aún así, ella, como una de las hermanas mayores que era, debía tratar de levantar el ánimo a todos los habitantes de la casa. Y el primero sería Lucas, ya que España estaba muy bien acompañado.
Llamó a la puerta, dando con los nudillos en la madera.
-Pasa-dijeron desde dentro.
Lupe entró. Lucas se levantó, pues estaba sentado en la cama.
Aparentab unos dieciséis años. Pelos castaño y revuelto. De ojos verdes y piel morena. Alto. No sonreía y se podía ver que tenía ojeras, ella no había comido, y él parecía que todas las noches era atacado por las pesadillas que le impedían dormir.
Guadalupe no iba a preguntar como se encontraba, por que ya lo sabía. En sus ojos esmeralda podía verse que necesitaba desesperadamente un abrazo. Ella no dudó, y lo abrazó. Lucas se agarró de su camisa, temblando ligeramente. Quizás de miedo o de vergüenza, Lupe le acarició la espalda. Se separaron un poco.
-Lupe...te necesito...-susurró casi con desesperación en su oído, provocando un sonrojo en el rostro de Extremadura. Ella sonrió por segunda vez en mucho tiempo. Pasó una mano por su cabeza, acariciando su pelo.
Lucas también estaba ruborizado.
Antes de todas estas desgracias, el andaluz, últimamente, la evitaba, se mostraba nervioso cuando estaba muy cerca suya, se ponía como un tomate de rojo, y comenzaba a tartamudear. Ella no sabía exactamente que le pasaba, ella seguía tratandole igual, con cariño y amabilidad...aunque puede que se pasase un poco y eso le incomodara...
Notó la mirada del joven en ella, se la devolvió.
Se hizo el silencio en la habitación. Pero no era un silencio incómodo ni nada de eso, sino uno lleno de entendimiento.
Los ojos verdes de los dos brillaban de una forma especial. Ambos querían decirse muchas cosas, pero ninguno se atrevía a dar el primer paso.
-Lupe...
-Lucas...
Los dos sonrieron. Lupe volvió a sonrojarse al ver su sonrisa. Era guapísimo, pensó la autonomía extremeña.
-E-ehm...¿Quieres sentarte?-le señaló el borde de la cama. La chica asintió y se sentó con él, a su lado.
-¿T-tienes algo que decirme?-preguntó Lupe.
Lucas asintió con la cabeza. Azorado. La bajó un poco, mirando al suelo. Algo común en él.
Pasaron unos segundos. Andalucía seguramente estaba pensando qué decir.
-A-antes de que pasara todo esto...s-sé que estuve algo esquivo-sonríe un poco-esto no está siendo fácil para nadie, y no sé si debería decirtelo ahora...p-pero...y-yo...
Se retorcía las manos, sonrojandose más.
"¡Se ve tan adorable!~" exclamó mentalmente la extremeña. Le miró fijamente, esperando a lo que tenía que decir.
-Po-posiblemente n-no creo que sientas lo mismo...
¿Sentir lo mismo? el corazón de la muchacha se aceleró. ¿Y si quería decir que...?
-Yo...t-te amo, Extremadura...
"N-no puede ser...m-me ama..¿A mí?
Lupe estaba sorprendida. Ignoró el hecho de que eran hermanos y se concentró en el por qué.
-¿Por qué, Lucas?
El sureño no respondió con palabras, sino con acciones. Agarró a Lupe de la barbilla con delicadeza, la besó las mejillas, pero no llegó a besarla en los labios, solamente los rozó contra los suyos. Lupe se quedó sin respiración unos instantes, pero cerró los ojos, creyendo que iba a besarla de verdad. Pero cuando se separó, ella los volvió a abrir.
-¿Quieres saber el por qué?-la miró con cariño.- Por que eres maravillosa...eres buena, simpática, amable, trabajadora...y también por que eres muy hermosa...y-yo...te quiero...por que aparte de todo lo que acabo de decir, eres la primera de nuestros hermanos que se acercó a mí, que me sonrió, y que me dijo que estaría siempre para protejerme...algo que ahora, también debería haber hecho yo...pero no he sido capaz...
-Lucas...-empezó a decir ella, sorprendida por las cosas tan bonitas que dijo.-Mi Lucas-sus mejillas le ardian levemente y sus ojos brillaban con más intensidad-yo también te amo...-el andaluz sonrió-y no te voy a reprochar el que no me hayas protegido, por que tu también te viste afectado-acarició su rostro con una mano y le apartó un mechón rebelde de la cara-Te amo Andalucía, te amo, te amo...y ahora que lo sabes, jamás dejaré de repetírtelo.
Lucas se rió, tambien por primera vez en mucho tiempo, y esta vez, sí la beso, beso que la extremeña correspondió, feliz. Ya que había visto el primer rayo de luz en un lugar donde se había instalado un manto de oscuridad. Por que, aunque la dictadura duroó cuarenta años, ella los vivió medianamente felices, ya que a su lado tenía a su Lucas, su amado Lucas, al que, a escondidas, dedicaba besos, abrazos y caricias, pero sin atreverse a llegar a más.
Lupe despertó. Eran las siete de la tarde. Se le había largado algo la siesta. Trató de levantarse, pero vió que alguien se lo impedía, soltó un risita. Andalucía la tenía aferrada a él por la cintura. Dormía. Su rostro era tranquilo, y sonreía en sueños.
Muchos años después, su relación se había intensificado. Antonio ya sabía que estaban juntos. Y lo había aceptado. Estaba feliz al verlos tan enamorados. Entendía el significado de la palabra Amor. Pues tenía veintidós hijos. Sus veinte comunidades y a la italoespañola Mirella y al ruso-español Sasha. Por eso, sabía que tenía que dejarles amarse.
Lupe besó la frente de su amado. La sonrisa de éste se ensanchó.
-Siempre estaré contigo, mi pequeño andaluz.
Mari.